¿Rafael de Paula?

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Como dice la canción, ¿quién me iba a decir?... que el letargo “invernal” iba a deparar tantas sorpresas. De nuevo desconcierto, ya que según el bueno de Acevedo, Morante propone a Rafael de Paula que sea su apoderado… sinceramente no sé qué pensar; al momento de enterarme no lo vi con buenos ojos, sin saber por qué no lo encajaba bien, pero es tanta mi debilidad por Morante que comienzo a dar crédito a ese tándem, ahora ¿por qué sí o por qué no? esencialmente “no”, porque a Rafael por muy grande que haya sido como torero no lo veo capacitado para cumplimentar las obligaciones de apoderado. Hoy en día los empresarios son muy dañinos, ansiosos principalmente, que buscan el descrédito de las figuras, que nadie les haga humillar y eso no es fácil de lidiar. Además entiendo que una figura como Morante tiene la necesidad de que su apoderado sea su sombra allá por donde camine y me cuesta ver a Paula con ese ajetreo, con ese estrés… Y sencillamente “sí”, porque si Morante lo elige a callar me toca, luego pensándolo bien les veo como dos gotas de agua, dos toreros, dos soñadores, dos conocedores de una vida al alcance de muy poquitos pero ¡ojo! el protagonista a partir del apretón comenzaría a ser Morante… otro detalle, a Rafael le veo con mucho carácter, y anteponer una amistad por una relación laboral no sé si es lo más acertado, no sé, no sé… me parece genial que Paula esté ahí, que forme parte de sus sueños, pero tal vez necesita una persona adjunta que desarrolle otros trabajos…

Fotos: Juan Pelegrín