Es lo que tiene querer ir por delante del presente. Visualizaba yo antes de partir para Madrid páginas y más paginas del tiempo, y hay que ver! todas se habían puesto de acuerdo; por más que rebuscaba ninguna ponía lo que yo ansiaba leer, no era otra cosa que; "En Madrid, por zona de la plaza de toros o sea por Las Ventas, para la corrida de Morante, buen tiempo"… Tiene narices, la cantidad de agua que cayó. Por ello, en los momentos previos a la corrida he de decir que mi cuerpo era un manojo de nervios; no tençia la certeza de que aquello iba a ir para adelante. Ansiaba escuchar los timbales que diesen paso al comienzo; pensé que una vez el toro en el ruedo todos los males podrían ser resueltos con un simple chubasquero. Nunca reparé en que podría salir un toro tan importante como ese cuarto y que se tuviese que lidiar en terrenos tan poco propicios o mismamente, estaba yo como para reparar en la muleta de Morante ¿no? una muleta que perdió alma en sus vuelos. Ahora, la satisfacción al finalizar la corrida fue grandísima. De hecho, pasadas unas horas, cuando llegué a mi ciudad en torno a las cinco de la madrugada, por circunstancias caminé, digamos que un ratito; el agua de nuevo era mi compañera de viaje, qué cosas! en esos momentos gozaba de ella, me gustaba sentirla en mi cuerpo, en mi cara… Era feliz, había disfrutado viendo torear a Morante, qué dos quites con el capote, madre mía, hay que ver qué verónicas, qué delantales y ¡las medias! ayyy las medias… Así que en ese caminar nocturno volví a escuchar cómo crujía Madrid cuando Morante pegó esos derechazos tan profundos y tan cosidos. Fue una faena muy en Morante, con cotas de toreo increíble, con ese vacío que le caracteriza cuando está a gusto, incluso, con ese desorden que hace de cada importante actuación suya que sea única, irrepetible y por supuesto, claro está, inimitable ¿no? Por ello no es de extrañar que uno a esas horas de la madrugada creyese ver en el muñequito ese verde, ese que da prioridad sobre el paso de los coches, verle cómo el cachondo de él giraba no a lo Rafael El Gallo no, sino como Morante en Las Ventas, girando sobre sí mismo, un puntito las piernas flexionadas y sacando culo y la muleta por allá, por detrás,… vamos que no tenía arte ni na el muñeco de las narices je je
Ah! que no quiero dejar pasar la oportunidad de engrandecer a la persona que hay detrás del blog de la página oficial de Morante, su nombre Faustino González, una gran persona...
Foto de Mahuricio Berho