1.06.2007

¡En cuatro pétalos suena el arte!

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Cierro mis ojos dejando que la mente viaje a mi infancia… qué bellos recuerdos! Revivo el días de Reyes, ¡cuánta felicidad! qué cosa ¿verdad? Cómo habían llegado hasta allí los Reyes? y cuánta ansiedad por jugar con todo aquello que había elegido. Estoy convencido de que en más de un hogar español, Gaspar, Melchor o Baltasar habrán dejado con mucho cariño capotes, muletas, espadas, trajes de luces para que, a modo de deseo, jueguen al toro. Quién pudiese revivir esos momentos como lo hace Morante en esta instantánea que me hizo llegar Antonio, preciosa foto…

No quisiera dejar pasar en este día de regalos, la oportunidad de compartir un poema precioso con el que a bien ha tenido Clovis obsequiarme, un amigo que como todos nosotros ama la fiesta y ama a Morante, cosa frecuente por estos lares; pero me gustaría destacar su lugar de residencia: Sao Paulo; cuánto mérito Clovis…

¡En cuatro pétalos suena el arte!

¡Qué grandes son los toreros!
¡Qué puros son los toros!
¡Qué hace él con la bravura de un toro!
¡Con sus movimientos templados!
¡Con la muleta anida en las manos!
Recibe las embestidas del toro.
Y en mismo compás con él,
Dibuja para mis ojos una amapola en ruedo!
¡Toro y torero – una amapola!
¡En la arena afincada!
En el compás del viento baila su cuerpo!
Y la brisa que de él se desprende abrázame el alma!
Y hace correr de mis ojos un riacho de lágrimas!
¡Dulces lágrimas!
¡Toro, Torero y un Invitado – una amapola a vera riacho!
¡La sublimidad de la naturaleza!

Y Pedro a mirar Morante!
Y Morante a dibujar amapolas!
La sublimidad de la Tauromaquia!

Y otra corrida más y más otra… y un jardín de amapolas!
Me enzarza el alma y corazón!¡La sublimidad de la vida!

4 comentarios:

Oselito dijo...

Yo fuí, junto a mis hermanos, uno de aquéllos niños que recibieron como regalo de Reyes una montera de plástico, un capote y una muleta. Recuerdo un día que estábamos toreando en la calle y los albañiles de la obra de enfrente pusieron la radio a toda voz mientras sonaba pasodoble torero, en mi vida me sentiré más torero que oyendo aquéllos óles. Mi hija debutó con tres años en la grada de sol, y hace unos días me hizo el regalo más bonito que un padre aficionado puede recibir de una niña de cuatro años, me dijo: "¿Papá cuando vamos a volver a los toros?".

Anónimo dijo...

Volví apasar por Batán. La casa de Campo estaba fría pero ví a algunos que seguían entrenánsose. ¡Que no decaiga la afición!

Anónimo dijo...

Bonito comentario puntillero!!, Dios quiera que un hijo mio me haga esa pregunta alguna vez.

Anónimo dijo...

" Punti". Me has dejado los pelos con escarpias. ! Qué sentimiento ¡.La alegría más grande que me podría dar un hijo es que me dijera: ! Papá, quiero ser torero¡
Por la afición "güena" y por la FIESTA NACIONAL, y esto van con Güasa para los que quieren cepillarse la Monumental de Barcelona.