LOGROÑO. Ay... ese filo de los aceros

No acababa de ilusionarme el desplazarme hasta la capital riojana, tal vez por lo presenciado en Zaragoza... De nuevo mixta y con los del Cuvillo en una plaza de segunda donde se exige un toro con mayor trapío y donde acuden por dos veces al caballo. Pero hice bien en acudir, los toros escogidos no me gustaron: excesiva caja, más bien bastos, sin cuellos, demasiados altos encima, realmente no lo comprendo teniendo la opción de lidiar sin sortear se debería haber sido más audaz en la elección del ganado…

Pero me gustó Morante; apenas disfrutamos de su toreo de capa, templó bien al primero rematando con sabor en una media, con el otro condicionó que el toro, carente de fuerza, echase las manos por delante y quedándose en el final del viaje, que unido a su falta de casta llegó a la muleta imposible por el izquierdo y sin clase por el derecho. Por ello José Antonio no pudo brillar, a pesar de su originalidad,en la forma de presentar la muleta en los ayudados iniciales y en un destacable cambio de mano desgarrador en el cierre, pero no acertó con el verduguillo…

¿Y que fue lo que me gustó? su actitud con la muleta en el que hizo segundo de la tarde. Al toro en toda su lidia le faltó fijeza, siempre distraído, andarín incluso midiendo, aunque bien es verdad que cuando metía la cara sin humillar era noble y vaciaba su embestida, pero ese primer tiempo en el cite es incierto para el torero y Morante tragó.Fue bien adentrada la faena, en series breves con la derecha pero con empaque y gusto, tremendos los de pechos y los dos muletazos antes de cuadrar al toro, que acentuó aun mas su falta de fijeza y entrega en los momentos de perfilarse Morante. Ppinchó y dejó de recibir un trofeo que hubiese tenido mucho peso.

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