Oro, plata y bronce... para mí:

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No me siento ni con deseo ni con capacidad de clasificar cuál oro, cuál plata y cuál bronce. Aún así lo tengo claro: podría destacar pasajes de “desde La Puebla, Morante” o podría destacar alguna de sus crónicas o incluso reflexiones de Arévalo y ya, de las fotos… aseguro que sería capaz de dar a cada una la categoría de oro. Pero no, me apetece quedarme con tres instantáneas: con la foto de su madre, con la foto de su padre y con la de su mujer. Estoy convencido de que ellos son la base y sobre todo el apoyo para que ese grandioso torero sea capaz de ofrecer material tan bueno y tan rico como en las 97 páginas que dan forma a esta fascinante obra.