4.29.2009

veintiocho de abril del dos mil nueve.

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Hay que ver ¿eh? pufff!!! cumbre!!! cumbre!!! cumbre!!! cumbreeeeee!!! esto es único!!! esto es tremendo!!! esto es maravilloso, extraordinario!!! esto es milagroso!!!


Aire!!! aire!!! aireeeee!!! necesito aire!!! aire!!! sitio a mi alrededor!!! sitiooooo!!! que me asfixio!!! que me asfixio!!! ay madre mía!!! ay que fatiga tengo!!! ayyy!!! ay que angustia!!! ay ay aaaaayyy!!! ay!!! cómo ha estado ese torero!!! madreeeeee!!! madreeeeee!!! madreeeeee!!! ay!! cómo ha estado ese torero!!! qué locuraaaa!!! viva la madre que lo parióóó!!! dios mío la que ha liado el tío!!!


(...) Ehhh!!! ehhh!!! ehhh!!! oye!!! oye!!! oye!!! no me eches más agua en la cara!!! por favor!!!! ya!!! ya!!! ya!!! yaaaaaa!!!! ya estoy mejor!!! que sí!!! que síííí!!! que estoy bien!!! tan sólo un sorbo de agua!!! ea!!! ya!!! ya!!!! ya.


4.26.2009

Pues tuyos son el Reino, el poder y la gloria (por los siglos de los siglos). Amén

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Uyuyuyyyy!!!! ¿Cómo que tablas? ¿cómo que decepción? ¿qué es eso de empate? ¡pero bueno! ¿qué les ha pasado a la gran mayoría de los periodistas? Vale que les hayan roto muchas, muchas quinielas, pesimistas y trágicas incluso, pero oye la realidad es una y ésa está ahí ¡cuidado! ¡cuidado! Que fue muy importante lo sucedido en el quinto toro y eso es para toda la vida, para toda la historia de la Maestranza y para toda la historia de los Victorinos. Porque lo corrida no estuvo vacía de contenido, ni muchísimo menos, qué va! qué va!. Cierto es, al menos yo eso pensaba durante estos últimos cuatro meses y cuatro días, que todo iba a ser más rotundo; vamos yo no me imaginaba otra salida de la plaza sin Morante atravesando el umbral de la Puerta del Príncipe, pero… no fue así Victorino pegó el petardo gordo y sus toros, los del lote de Morante llegaron a la muleta carentes de todo, de todo ¿no? qué pena! No obstante hay cosas que no se pueden pasar por alto. Por ejemplo, si la prensa quiere sacar las conclusiones comparando lo que pretendieron que fuera un duelo ¡ojo! no habido un 0-0, qué va. Morante ganó y con diferencia ¿eh? que el especialista, el que llevaba la treintena de tardes con los de la “A coronada” pareció en todo momento el del vestido azabache y que el de la segunda tarde, el que como se preveía fue volteado incluso, no era de La Puebla era de Saltera…Ay!!!!!! Pero eso casi es lo de menos, a mí lo que me dolió de mi admirada Sevilla es que nuevamente pitase a Morante cuando pretendía hacer un quite. No lo entiendo de verdad, no lo entiendo. Y eso que hay que ver qué maravilla de quite! qué tremenda media! qué tremenda! que para más inri con la réplica al atreverse El Cid a rematarla por el mismo palo se engrandeció aún más, y los que habían querido reventar a Morante pudieron comprobar, como el “barroquismo” no está en irse a buscar el rabo del toro no; “el barroquismo” está en tener el aguante de vaciar al toro y quedarte esos segundos ahí con las zapatillas quietecitas….Pero bueno, allá cada uno


No obstante todo el párrafo anterior es una osadía por mi parte porque de verdad sobra, literalmente, sobra. Este post debería estar dedicado exclusivamente a lo que pasó en el toreo de capa al quinto. Aquello para mí ha sido de lo más grande que he vivido yo en una plaza de toros viendo torear a la verónica. Hacerle lo que le hizo Morante a ese toro, tiene un aire de grandeza incalculable. Estoy convencido que si padre e hijo hablasen nos afirmarían que nadie antes había sido capaz de torear a un toro suyo con tanta pureza, con tanto gusto, con tanta personalidad… Qué grandiosa forma. Y no sólo dirían eso, dirían que lo más jodido, tanto para ellos como para todo el aficionado del mundo entero, es que no habrá nadie que se lo vuelva hacer a un toro de Victorino.